Os presentamos nuestro alojamiento rural que consideramos una de las mejores casas rurales Andalucia y que se encuentra en una de las comarcas históricas de España. Disculpennos la inmodestia, motivada no solo por el excelente estado de la casa sino sobre todo por la envidiable situación a los pies de Sierra Nevada y en el oriente de la región de Andalucia.
Situada en la franja meridional de la Península, Andalucia está separada de la Meseta por la sierra Morena y presenta un relieve de tipo mediterráneo con tres grandes unidades: la sierra Morena, su límite septentrional, la depresión Bética, fosa tectónica rellenada por sedimentos terciarios y cuaternarios y recorrida por el Guadalquivir, y las cordilleras Béticas, que constituyen el mayor conjunto montañoso de tectónica alpina de la Península. Estos paisajes asumen una orientación de sur oeste a noroeste en las márgenes del Guadalquivir y una dirección este-oeste en el litoral mediterráneo. Esta casa rural Andalucia se sitúa en la zona oriental de la región. Las alturas ascienden de oeste a este y de norte a sur, con las mayores cotas peninsulares en Sierra Nevada, frente a la cual se halla nuestro alojamiento rural, a unos pocos kilómetros del pico más alto de la península ibérica, el Mulhacén de 3.481 metros de altura y el Veleta de 3.471 metros de altura y que como podemos ver en la foto más abajo podemos ver desde la casa rural Andalucia.
El clima del turismo rural en Andalucia
El clima de Andalucia es ideal para la práctica del turismo rural de aire libre y de tipo mediterráneo templado-cálido, con una extrema sequedad estival y temperaturas moderadas en invierno, pero presenta numerosas variedades subregionales. El clima ha jugado un papel fundamental en la historia de Andalucia. En efecto, el golfo de Cádiz se caracteriza por los inviernos templados y lluviosos y los veranos prolongados y moderadamente cálidos, mientras las altiplanicies béticas de Granada presentan un clima típicamente continental con inviernos fríos y veranos secos y cálidos. Un clima caracterizado por inviernos suaves y lluviosos y veranos muy cálidos y secos es típico del valle medio del Guadalquivir, mientras la Costa del Sol goza de un clima mediterráneo subtropical con inviernos suaves y veranos prolongados y calurosos. Otras variantes están constituidas por el clima subdesértico de Almería (menos de 250 mm de lluvias) y el clima de montaña mediterránea, con veranos cortos y secos, de sierra Nevada. La vegetación andaluza traduce los matices climáticos, con un predominio de árboles esclerófilos de hoja pequeña (encinas y alcornoques); por otra parte la acción humana ha fomentado la aparición de plantas aromáticas (tomillos, romerales, aliagares). En las zonas secas orientales el matorral se convierte en formación de gramíneas halófilas (tamarindo, azufaifo), que en el litoral mediterráneo se alternan con una vegetación termófila. En las cordilleras Béticas, surge una zonación altitudinal: al piso mediterráneo sucede otro de roble marojo y uno sucesivo de pinos de mayor altitud, por último, un piso supraforestal de sabinas, piornos y genistas.
Las dos zonas de turismo rural de Andalucia
La vida regional y las casas rurales Andalucia ofrece una serie de matizaciones determinadas por la variedad del medio físico. En términos generales se distinguen la Andalucia baja o Andalucia occidental y la Andalucia alta o Andalucia oriental. La primera de ellas constituye una zona de agricultura fértil regada por el Guadalquivir y limitada por sierra Morena y la cordillera Bética. La gran propiedad impuso en el país el cultivo extensivo de cereales y olivos. Pero, junto a los extensos olivares de Jaén y los monótonos valles cerealistas, surgen otras actividades como los viñedos de Jerez de la Frontera, las dehesas ganaderas y los arrozales de las marismas, las huertas de naranjos agrios que flanquean el Guadalquivir, alternando con regadíos más recientes donde se cultiva el algodón, la remolacha y el tabaco. Las principales ciudades son Sevilla, Córdoba Cádiz, activos centros industriales, Andalucia occidental se encuentra delimitada al norte, por las alturas de sierra Morena, reserva e importantes riquezas mineras, cuya explotación ha generado centros urbanos como Linares y Andújar. Mientras las regiones occidentales presentan una relativa homogeneidad física y económica, la Andalucia alta, región dominada por la presencia de las cordilleras Bélicas, aparece dividida en tres unidades claramente diferenciadas: la Andalucia mediterránea, las altiplanicies béticas granadinas y la Andalucia árida. La Costa del Sol, franja mediterránea abrigada por una barrera montañosa (cordillera Penibética), cuyas gargantas unen el litoral con las altiplanicies interiores, cuenta por ello con un clima cálido favorable a los cultivos de huerta subtropicales (regados por vastos recursos de agua) y al desarrollo de una fuerte industria turística, especialmente en el sector occidental, desde Málaga a Marbella. Esta franja litoral se hace cada vez más seca hacia oriente, dando origen a la Andalucia árida que se extiende hasta Murcia. Este sector tiene como núcleo urbano principal al puerto de Almería. El resto de la vida económica se desenvuelve en las sierras y corredores fluviales del interior (cultivos de regadío) y en algunos dispersos núcleos mineros (Alquife, Almenara). La tercera unidad de la Andalucia oriental está constituida por las altiplanicies interiores limitadas por las sierras Sub-béticas, conjunto de tierras altas (entre 600 y 1.200 metros) recorridas por los ríos Genil y Guadiana y caracterizadas por un medio físico continental y árido. Esta región, cuyo centro urbano principal es Granada, presenta una agricultura cerealistica irregular y constituye una de las áreas más deprimidas de España.
Población y economía de Andalucía
Andalucia sufrió un estancamiento demográfico acusado que alcanzó su nivel máximo en la década de los sesenta y que se explicaba fundamentalmente por la emigración (saldo negativo de 900 000 personas entre 1960 y 1970). Esta situación asumió características especialmente graves en las zonas más deprimidas de sierra Morena y Andalucia oriental, donde al unos centros perdieron más del 30% de su población, y menos acusadas en los polos más dinámicos de la región: el triángulo industrial Huelva-Cádiz-Sevilla y la Costa del Sol que empezaba a estar estimulada por el turismo rural, nacional e internacional. Sin embargo a partir de 1970 la tendencia al freno demográfico se invirtió en gran medida a causa de la disminución drástica de los flujos de emigración, lo que se tradujo en un incremento relativo el 11,7 % de la población andaluza a lo largo de los años setenta. Por otra parte, los tradicionalmente altos índices de natalidad se han reducido gradualmente y el crecimiento natural de la población se ha situado en un promedio cada vez más cercano al del resto de España. En su conjunto, durante la década de los setenta se confirma la recuperación demográfica de la comunidad, especialmente en os núcleos urbanos. Así, Andalucia cuenta con diez ciudades de más de 100.000 habitantes, dos de las cuales (Sevilla y Málaga) Superan el medio millón. El hecho de que las capitales hayan llegado a absorber entre el 45 y el 50 % de la fuerza de trabajo indica una creciente tendencia a la terciarización de la economía andaluza (Superior en términos de empleo al promedio español, pero inferior en la participación en el PIB, lo que señala además e menor desarrollo del sector servicios respecto a la media nacional). En términos productivos, Andalucia es una región fundamentalmente agrícola, con más del 30% de la población ocupada en el campo y una actividad agraria que representa aproximadamente el 20% del producto regional. Cabe distinguir el sector de los cultivos tradicionales (cereales, viñedos, olivos) en grandes extensiones y los nuevos sectores incorporados más o menos recientemente, que presentan mejores índices de productividad: las arroceras de las marismas del Guadalquivir; la caña y la remolacha azucareras en el valle del Genil y en Guadix y Baza, donde se obtienen los más altos rendimientos de remolacha de toda España; los cultivos tabaqueros en la vega de Granada; las frutas tropicales y las hortalizas tempranas de las hoyas mediterráneas (Málaga, Motril, Adra). Sin embargo, el sector agrícola en particular, y el primario en general (la minería y la pesca asumen un peso importante en la economía regional, aunque la última se encuentra en grave crisis), no consiguen absorber el incremento de la población rural andaluza, sobre todo si se tiene en cuenta que los aumentos de productividad en los subsectores más dinámicos se obtienen mediante un proceso de mecanización de las faenas y de selección de cultivos mecanizables. El aumento de la productividad mediante la intensificación de cultivos, procedimiento menos frecuente, ha hecho de Almería una de las regiones españolas con rendimientos más elevados (enarenados al aire, invernaderos), pero no ha significado un incremento paralelo del empleo en el sector. Por otra parte, el excedente laboral tiene pocas posibilidades de ser absorbido por la industria. El sector industrial andaluz representa tan sólo un 10% de la producción industrial española y ha experimentado un retroceso importante en puestos de trabajo. La estructura fabril es más amplia en Andalucia occidental, tanto en valor como en empleo, especialmente en tomo a los complejos químicos de Huelva, los astilleros gaditanos, el complejo petroquímico-siderúrgico de Gibraltar, el polo industrial de Sevilla, etc. La rama industrial más importante desde el punto de vista del empleo es la construcción, al menos antes de la crisis del 2.007, mientras los demás sectores se encuentran íntimamente ligados a la agricultura y la minería. Las azucareras andaluzas producen cerca de un cuarto del total nacional, actividad concentrada en las provincias de Málaga y Granada. En términos globales el único sector económico que experimenta en Andalucia un crecimiento sostenido es el de servicios, con el gran auge de la actividad turística en la costa mediterránea.
Por Jose Granada